Adiós Dulcinea
Qué hermosa atmósfera mortal. La nieve revoloteando en la oscuridad y tu sangre tiñéndola de rojo escarlata, que combinan perfectamente con tu sensual vestido negro ajustado a tus caderas y que deja a la imaginación la forma de tus pechos. Qué manera más elegante de morir.
Hacer el amor contigo, fue el mejor acierto antes de matarte, eres la que mejor lo hace, eres la más bella y la más mortal, siempre supe que bajo tu vestido había magia, había pasión y las más dóciles piernas para follar. Luego de desvestirte, claramente lo mejor no fue vestirte, pero lo disfruté también.
Qué manera más elegante de morir. Mis manos presionando tu cuello, mientras tu respiración jadeante y resonante te impiden suplicar por piedad, al tiempo que tu cara se torna segundo tras segundo un tono más pálida y tu corazón late un golpe más despacio. Qué ganas de volver a tocarte (de otra manera), pero debo hacerlo ahora. Adiós Dulcinea.
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